SIN PERDÓN NO HAY PAZ SOSTENIBLE
En días pasados el presidente
de la Fundación para la Reconciliación, padre Leonel Narváez, recibió a un
periodista de un medio nacional que lo entrevistó acerca de la coyuntura
nacional. Estas fueron algunas de sus respuestas:
1. ¿Cómo recibe usted la instalación del Congreso el pasado 20 de julio?
1. ¿Cómo recibe usted la instalación del Congreso el pasado 20 de julio?
Se inaugura un período legislativo denominado
“El Congreso de la paz”. Hemos oído los discursos de apertura de las bancadas
del Senado y es evidente que el proceso de paz estimará promover y facilitar
una cultura política de perdón entendida como un ejercicio de ascenso cultural.
2 ¿Este
proceso de paz es un proceso exclusivo del Presidente Santos u otros también
merecen crédito en ese posible camino? Una tradición democrática de base se ha
sostenido en Colombia y por lo tanto la alternancia de la guerra y de la paz ha
tenido como eje sin embargo, el juego democrático. Columna vertebral que siendo
frágil, de todos modos ha logrado sostenerse en el tiempo. Sin embargo, todas
ellas han aportado a la construcción de condiciones de posibilidad de un
proceso de paz como el que hoy estamos ad portas de concluir. En mi galería de
los pro-hombres de la paz en Colombia cabe la lista de los Presidentes de los
últimos 56 años, todos a su manera han contribuido.
3 Pero ¿cómo
facilitar ese proceso de Reconciliación? Para que todos entendamos, es elemental recordar la instrucción de uso
que traen las cajitas de los pegantes: límpiense
bien las partes antes de pegar. Estoy hablando de la necesidad de una
voluntad política decidida para generar –desde
las élites hasta las masas- el desarrollo de modelos teóricos y metodológicos
en pedagogías de cultura de política de
perdón y reconciliación. Veo al Congreso de la República, al Ministerio de Educación
y en fin, a todos los organismos nacionales e internacionales concurriendo en
una gran alianza para promover y consolidar esta cultura de perdón sin la cual
no hay paz sostenible.
4 ¿Cuáles
son brevemente los componentes de una Cultura Política de Perdón?
Es importante anticipar que el perdón no es
olvido, tampoco negación de la justicia, menos es abrazarse con el ofensor. El
perdón es el ejercicio de asepsia personal que impide el posicionamiento malsano de ese trío perverso de rabia-rencor-retaliación
que asecha constantemente la memoria de una víctima. Perdón es transformar la
memoria ingrata de una ofensa y generar
narrativas nuevas para realizar el salto evolucionario de la retaliación a la compasión
y la bondad.
La reconciliación en cambio, es el arduo
ejercicio comunicativo para recuperar con el ofensor los niveles de confianza
que juzguemos necesarios. Los expertos
de nuestra Fundación para la Reconciliación constatan una y otra vez que puede
haber perdón sin reconciliación y que la reconciliación sin perdón queda
inestable y quebradiza.
5 Muchos
en Colombia sostienen que el perdón es un tema
religioso y por lo tanto un tema de la esfera privada... Como nunca hoy, ha habido tanta coincidencia
explicita o no, en los grandes generadores de opinión publica en Colombia,
sobre la necesidad y urgencia del perdón. En mi propia biografía de más de 15
años de perseverar en el esfuerzo de colocar el perdón en la esfera pública,
hoy más que nunca, desde diferentes matices ideológicos encuentro más aliados que opositores. Si la
rabia, como dicen los expertos en salud pública, es uno de los vectores de
riesgo de mayor contagio, el perdón es el
mejor reconstructor del tejido humano y social que disponemos. La
fórmula del perdón contiene y conlleva los ingredientes de la verdad, la
justicia transicional y restaurativa, la reparación, el pacto colectivo, la
memoria y los principios de no repetición, fundamentales en todo proceso de
reconciliación. El perdón es una virtud política. El perdón es un ejercicio de
alta democracia pues quien no perdona excluye. El perdón a futuro será un
derecho humano.
6 ¿Qué
mensaje enviarle a los Colombianos para guiar el acompañamiento del proceso de
paz? En el 1830, el Libertador Simón Bolívar en su
última proclama golpeado por la profunda
tristeza de la división mezquina por los poderes en Colombia pronunció
públicamente una frase poderosa: yo les
perdono!
Con profundo respeto a la memoria del
Libertador, invito a todos los Colombianos y Colombianas a recuperar y
fortalecer el profundo legado cristiano del perdón sin el cual nuestro capital espiritual
– y cualquiera otro- pierden todo sentido.
El perdón es una decisión personal, difícil según sea la situación objeto de perdón.
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